Va de castillos

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lunes, noviembre 06, 2006

Caravaca de la Cruz (Murcia)


La comarca en donde se asienta Caravaca de la Cruz (Murcia) sabemos que ha estado poblada por el hombre desde largo tiempo atrás. Así lo confirman las numerosas muestras pertenecientes a la Edad de Bronce y de la posterior época ibérica y romana. Sin embargo, como suele ser ya normal por estas zonas, el desarrollo de la misma vendrá propiciado por la invasión árabe (en ocasiones resulta chocante como el Islam ha evolucionado desde la antigüedad, han pasado de ser una cultura erudita, tolerante y floreciente a ser, en términos generales, “algo” muy difícil de entender; intolerante, ignorante en la mayoría de sus casos y fanática. No me cabe duda que, tarde o temprano, saldrán de este error y que, conservando su fe, acabarán convirtiendo su religión en una manera de más creer y no en una manera determinante de vivir.)

Caravaca toma carta de ciudad en el siglo XI y se convierte en una fortaleza fronteriza durante los reinos de los taifas (reinos musulmanes creados en la península Ibérica a partir del siglo XI. Al desaparecer el califato de Córdoba en el año1031), su estructura se levanta en piedra, confiriéndole un aspecto tremendamente robusto. Con el rey Alfonso X el Sabio, en el año 1243, pasa a manos castellanas y posteriormente el soberano lo cederá a Berenguer de Entenza para su dirección. Pasará a formar parte de uno de los territorios de la Orden del Temple hasta principios del siglo XIV, y de Santiago, hasta el XVII. Posteriormente el castillo perdió importancia y acabó prácticamente por desaparecer.

Sin embargo la historia de Caravaca, aun siendo importante, no dejaría de ser similar a la de otros muchos lugares sino entrara en ella la leyenda de la cruz. La historia popular nos cuenta que a un sacerdote, el clérigo CHIRINOS, prisionero del rey moro CEYD ABU ZEID le gustaba mantener conversaciones con el soberano sobre las similitudes y diferencias de ambas religiones. En las conversaciones CHIRINOS explicó al rey la ceremonia de la consagración del vino y el pan y su transformación en el cuerpo y sangre de Cristo, ante la que el soberano árabe se mostró incrédulo y aceptó estar presente para comprobarlo por si mismo. Al día siguiente el clérigo preparó todo el altar para celebrar una misa pero se olvidó colocar una cruz que presidiera el mismo. Decidió comunicar al rey el tremendo el olvido, pero no pudo hacerlo porque en ese momento todos pudieron ver como unos ángeles bajaban desde el cielo una cruz de doble aspa y la depositaban en el altar. La leyenda cuenta que el soberano árabe se convirtió al cristianismo tras el milagro.

Bajo la protección del rey Felipe III se iniciaron las obras del Real Alcázar Santuario de la Santa Cruz, en el año 1617, en honor del evento relatado anteriormente. Para esto se hizo una cosa que puede parecer, en un principio algo extraño, se ubicó el Santuario dentro de los restos del castillo, creo firmemente que eso fue lo que salvó a la fortaleza de su olvido y su posterior ruina. Las reformas y posteriores reestructuras le han hecho perder sus características laicas (aunque algunos muros almenados recuerdan su primitiva función) pero han mantenido los restos la fortaleza durante muchos años. En memoria del que mandó construirla, la Torre del Homenaje recibe el nombre de Torre Chacona (la ordenó edificar Don Juan Chacón), actualmente, olvidando sus antiguas funciones defensivas, esta zona se ha transformado en un lugar habitable.

Se conserva parte de la antigua muralla, muralla que ha sido continuamente transformada y que en la guerra de Sucesión tuvo su “canto del cisne”.

En relación al Santuario, destaca su portada de estilo churrigueresco, dentro del mismo alberga un museo donde se conservan las ropas que llevaba CHIRINOS en el álgido momento en que se produjo el milagro (o al menos así lo dicen ellos, aunque permitidme que lo ponga en duda)

Si por fortuna os acercáis a la población de Caravaca veréis que aun se puede palpar el sabor medieval de sus calles y rincones. Sus habitantes han sabido cuidarlo y potenciarlo muy sabiamente, cosa que en los tiempos que vivimos es absolutamente algo a destacar y agradecer.

La Biblia dice que “no solo de pan vive el hombre”, estoy absolutamente de acuerdo, así que en vuestra visita no olvidéis daros el gusto de comer un buen cordero y rematar la faena con unos alfajores, un postre árabe que consiste en una mezcla de frutos secos y miel flanqueada por dos finas obleas. Os aseguro que no os arrepentiréis…

Este Castillo-Santuario fue declarado Monumento Nacional en 1944